Medalla de bronce en Netwriters Tintero - Tema: Volcanes - 28/05/2014
En
la sala de Vigilancia y Alerta Volcánica solo queda el retén de guardia. Silvia
entra en el despacho contiguo al suyo para dejar su carta de dimisión. Mientras
un taxi la traslada al aeropuerto, los acontecimientos de los tres últimos días
se agolpan en su mente.
—¡Acércate
y mira esto! Espero que sea un fallo en el sistema informático, si no es así,
lo que hemos temido durante años podría suceder en pocas horas.
Silvia,
después de comprobar que el programa funcionaba de una manera correcta, se
encaminó a su despacho para hacer una llamada.
—Pedro,
es primordial que vengas. Deja lo que estés haciendo. Se puede producir un
terremoto de gran magnitud que hará que el volcán erupcione.
Vivía
con Pedro desde hacía tres años, pero en esos momentos su relación era
estrictamente profesional.
—Estoy
reunido en el Cabildo, cuando terminemos me paso.
—Te
repito que es muy urgente. Ya que estás ahí, habla con Martín. Habría que
avisar a Protección Civil.
—Y
yo te he dicho que iré tan pronto como pueda y por favor, que no haya
filtraciones.
Durante
las tres horas que pasaron hasta que Pedro apareció, Silvia no dejó de mirar
las pantallas, que seguían marcando una alta actividad sísmica. Gema la
presionaba para que activara el nivel rojo, pero ella debía esperar la
autorización de Pedro, como jefe de la Estación Geoquímica.
—¿Qué
probabilidad tenemos en este momento? —preguntó Pedro desde detrás de su mesa.
—Un
cincuenta por ciento —contestó Silvia.
—Entonces,
ten calma. Lo he comentado con el presidente y sus instrucciones son precisas,
debemos esperar hasta el último minuto. La evacuación debe ser lo último.
¿Sabes lo que significaría para el turismo de la isla? Miles de reservas se
anularían.
—Claro
y eso a Martín le vendría fatal. Los hoteles de su familia se resentirían, ¿no
es así?
—Por
favor, Silvia, parece mentira que no sepas cómo se mueve esta gente.
—Lo
sé, pero y tú, ¿estás de acuerdo?
—Tengo las manos atadas. Si muevo ficha sin la autorización de Martín…
—¿Qué
pasaría?
—Estoy negociando con él algo muy importante. No te puedo decir qué es, pero confía en mí.
—No a costa de poner en peligro a la población ante una inminente erupción del
volcán. Por favor, Pedro, ¡reacciona! Tú no eres así.
—Cariño, está en juego en nuestro futuro.
—Lo
siento, pero creo que ya no tenemos futuro.
—Te
exijo que sigas mis instrucciones. Vamos a tener controlados los parámetros y
esperaremos a ver qué pasa. —La orden de Pedro no daba lugar a dudas.
—Será
lo último que me exijas.
Silvia
volvió a la sala de control.
—Se
han producido cuatro sismos mientras hablabas con Pedro. De momento son de magnitud
entre 1,5 y 2,0 con epicentro en el interior de la isla —dijo Gema nerviosa.
Fue
una noche larga. Cuando por la mañana llegó el relevo, ellas no se movieron de
sus puestos. La situación era cada vez más crítica. Silvia hizo varias llamadas
a Pedro, pero la respuesta fue la misma que el día anterior.
A
las dos de la tarde se produjo un movimiento de seis grados de magnitud en la
escala Richter, acompañado de escapes de gas que duplicaban la media habitual.
Silvia no esperó más tiempo.
—Soy
Silvia Ruiz de la Estación Geoquímica. Tenemos alerta roja en la dorsal
noroeste. Evacúen a la población.
A
partir de ese momento el frenesí se desató en la isla. Los sismos de alta
magnitud se sucedieron y el volcán comenzó a escupir fluidos de lava, que por
suerte no alcanzaron a los pueblos aledaños. Dos días después todo volvió a la
calma.
Silvia compra el periódico mientras espera el
vuelo. En la primera página aparece una foto de Martín Álvarez, junto a Pedro
Vilanova. El artículo reza: “El presidente del Cabildo ha confirmado que la
alerta roja está desactivada y ha asegurado que la población en ningún momento
estuvo en peligro, gracias a la celeridad en el seguimiento de los protocolos
por parte del jefe de la Estación Geoquímica. También ha aprovechado para
anunciar que el señor Pedro Villanova figurará como número dos de su partido en
las próximas elecciones”.