Ana sostiene su boleto del
Euromillón. Fidel le pregunta si ha marcado los números de siempre y ella
asiente. El 3, el 24…, uno tras otro cantan sus números. Tendrán
todo lo que siempre han soñado. Ana llora de alegría, pero un infarto acaba con
Fidel.
—No —contesta inquieta.
El 3, el 24…, Ana mira el billete.
—¡Vaya por Dios! —exclama su marido.
—Otra vez será —contesta ella escondiendo el boleto en un cajón.