viernes, 27 de junio de 2014

RELATO BREVE - SIN VEREDICTO

Medalla de Oro en Netwriters Tintero - Tema: Piratas - 25/06/2014
El jurado espera el comienzo del juicio más mediático de los últimos años. Todos se ponen en pie cuando el juez entra en la sala.
Después de que el Secretario Judicial lee: —El Estado de Maine contra Peter Sessions—, el fiscal toma la palabra.
—Hoy vamos a demostrar que Peter Sessions ha perpetrado homicidio en la persona de Charles Hillman empujándole por un acantilado. Y también acreditaremos que ha cometido los delitos de fraude, malversación de fondos y chantaje contra la empresa Holter & Wolder. Les presentaremos las pruebas del asesinato y de cómo el acusado, valiéndose de la piratería informática, entró en los ordenadores de la compañía de manera ilícita para obtener información confidencial que utilizó en su propio beneficio.
El fiscal toma asiento y el defensor ocupa su lugar.
—Señores del jurado, mi defendido es inocente de todos los cargos que mi colega les ha expuesto de una forma tan vehemente.  Ustedes tendrán que decidir sobre si hay homicidio sin un cadáver. Y también sobre el resto de los delitos, teniendo en cuenta que al señor Sessions no se le han encontrado importes significativos en sus cuentas bancarias, ni bienes que no tuviera antes de que se cometieran los abusos de los que se le acusa.
Mientras el defensor se sienta, un hombre entra en la sala, se acerca al banquillo de la acusación y comenta algo al oído de uno de los letrados.
Tras recibir la información que le acaba de llegar, el fiscal toma la palabra y dirigiéndose al juez le dice:
—Su Señoría, quiero pedir disculpas. La acusación retira los cargos contra  Peter Sessions.
La prensa es un hervidero de comentarios. Flashes y empujones son el preámbulo a la salida del acusado por las escaleras del juzgado.
—¿Qué tiene que decir? —preguntan.
—Dentro de una hora daré una declaración en la CBS —no responde a nada más y se marcha en el coche que le espera.
En el plató de televisión, la presentadora entrevista al joven que supuestamente ha arruinado a la empresa de ingeniería más importante del estado.
—Nací en Portland donde mi padre poseía una empresa de construcción. Estudié informática, pero el sitio donde en realidad me formé fue en un pequeño garaje donde nos juntábamos cinco amigos para mejorar nuestros conocimientos. Entre ellos se encontraba El Fresita, quiero decir Charles Hillman. Le llamábamos así por su marca de nacimiento en el brazo. Con una nueva aplicación, descubrimos un sistema para la fabricación de materiales más flexibles que fortalecerían las construcciones en los lugares donde la actividad sísmica fuese más frecuente.
Al poco tiempo H&W, la misma compañía que años atrás estafó a mi padre haciéndole perder su negocio, lo patentó. No conocimos quién nos había robado la idea hasta que hace un año supimos que Charles había empezado a trabajar como asesor en esa entidad.
Ideamos un plan para piratear la empresa saltándonos todos los cortafuegos. Alguien de H&W debió descubrir lo que estaba pasando porque el mes pasado mis tres colegas murieron, en extrañas circunstancias, en un accidente de avioneta. Yo debía acompañarles, pero en el último momento me surgió un imprevisto y no pude ir. Desde ese día he estado escondido.
Sobre Charles, lo único que sé, es que su coche apareció despeñado por un acantilado, pero que el cuerpo aún no se ha encontrado.
Al terminar la entrevista, Peter Sessions se dirige a su coche. Cuando lo arranca, éste salta en mil pedazos ante las cámaras de seguridad instaladas en el exterior de los estudios.
Tres meses después, en las Islas Caimán cinco amigos charlan animadamente.
—El montaje del accidente de avioneta fue una idea genial —dice Peter Sessions—. Y el de las cámaras de los estudios de televisión nos salió redondo. Por fin nos hemos vengado y mi padre dejará de removerse en su tumba.

—Ahora tenemos dinero para montar un garaje mejor que el de Portland. Y no tenemos nada que temer porque el presidente de H&W está demasiado asustado para molestarnos. Las pruebas incriminatorias contra él, que le hice llegar para que quitase la denuncia, le llevarían directamente a la cárcel —contesta uno de ellos que lleva un antojo en forma de fresa en el brazo.

MICRORRELATO - LA AYUDA DEL CHAMÁN

Netwriters Gigantes Tema: Cuestión de Fe - 25/06/2014

Anuba mecía a la pequeña. Un sarpullido rosáceo cubría todo su cuerpo. Al amanecer la dejó en la choza del chamán convencida de que él sabría cómo ayudarla. Berisqué no la defraudaría.

La fe de su pueblo en él era primordial para el funcionamiento del orden preestablecido. Si no conseguía sanarla, diría que los dioses les habían enviado un castigo.

Como Elinéa no paraba de berrear, la bruja de la aldea pidió permiso al hechicero para examinarla. Sacó de su bolsa unas hierbas, y con un emplaste le frotó el cuerpecito. Él, mientras tanto, continuaba con sus cánticos.

—Berisqué, esta niñita se estaba muriendo y la has salvado. ¿Ves como no llora? Eres el perfecto chamán.

—Sí bruja, lo sé.





domingo, 22 de junio de 2014

RELATO BREVE - EL DISCURSO

Medalla de bronce en Netwriters Tintero - Tema: Banquetes - 18/06/2014
                                                  
Ana tuvo tres hijos con Felipe Santos, dueño de una envasadora de aceite de un pueblo situado en La Campiña de Jaén, en la que ella había entrado a trabajar como secretaria. Al poco tiempo acabaron revolcándose en el despacho, concibieron a Enrique y organizaron una boda urgente antes de que se le empezara a notar la barriga. La fatalidad hizo que se quedara viuda muy joven ya que el día que parió a su hija pequeña, Felipe lo celebró en un burdel del que era cliente habitual y de vuelta a casa, con varias copas de más, chocó de frente contra un camión.
Con la ayuda de Benito, mano derecha de su difunto esposo y amigo personal de la pareja, Ana, tardó poco en hacerse con las riendas del negocio. Ahora Enrique lleva la comercialización del aceite, Ignacio ayuda a su madre a dirigir la empresa y Victoria, que no ha querido saber nada del negocio, pasa el tiempo intentando vender, con poco éxito, los cuadros que pinta.
Ana ha sufrido una operación para quitarse un tumor y su estado de salud ha quedado tan resentido que utiliza una silla de ruedas para desplazarse.
—Con lo que era la señora… —comenta el servicio—. Trabajando toda la vida para sacar a sus hijos adelante y ahora mírala.
La cena de Nochevieja es la celebración en la que la familia al completo se reúne. Han invitado a Benito que, al ser un soltero vocacional, se ha sentido muy unido a ellos. Entran todos en el comedor y Ana se sitúa a la cabecera de la mesa. La velada transcurre de una manera alegre, como siempre que están juntos.
Después de las uvas, y con los niños acostados, se disponen a escuchar el discurso tradicional de Ana. Esa noche es la primera vez que no se levanta de la silla para hablar y también la primera que no tiene un guión escrito de antemano.
—Hoy hemos sido once los sentados a esta mesa. La próxima Nochevieja no sé cuántos seréis, ni siquiera sé si cenaréis juntos, pero puedo aseguraros que yo no lo veré.
—¡Venga mamá, no digas tonterías! —exclama su hijo Ignacio—. Lo que debes hacer es cuidarte más.
—Por favor, lo que tengo que decir es importante y no quiero interrupciones.
Una vez que todos asienten, como hacen siempre que mamá les ordena algo, continúa.
—Empezaré por ti, Enrique. Sé que desde hace años tienes una amante en Barcelona, e incluso tienes un hijo con ella. Tu mujer lo sabe, sin embargo no le importa porque ella está liada con Pascual, el hijo del alcalde. Pero eso no me incumbe, me afecta más el dinero que sacas de la empresa para mantenerles.
Mientras habla les mira sonriendo al tiempo que ellos, rojos como tomates, no saben qué decir. Benito se levanta de su silla y se excusa.
—Creo que yo no debería asistir a esta conversación. No soy de la familia. Si me disculpáis, me marcho.                                   
—De eso nada —contesta Ana alzando la voz—. Tú te quedas. No eres de la familia, es cierto, pero dos de mis hijos son también tuyos: el mediano y la pequeña. Y aunque nunca te lo dije, tú lo suponías.
Benito, resignado, se deja caer en su asiento.                            
—Ignacio, es tu turno. ¿Crees que soy tan tonta como para no darme cuenta de que nos estás estafando? El juego y la coca acabarán destruyendo tu vida. Espero que tu mujer pueda ayudarte, si la relación que mantiene con el señor párroco le deja tiempo.
—Y ahora tú, Victoria, tienes 48 años y nunca has sido sincera conmigo. Has salido a tu padre, te gustan las mujeres. Si me lo hubieras dicho me hubiera importado, claro está, pero lo habría admitido. Tus miedos no te habrían obligado a consultar con los abogados la mejor forma de incapacitarme.
Ana da media vuelta en su silla de ruedas y cuando llega a la puerta del comedor se vuelve para decir unas últimas palabras.
—No creo que os vuelva a ver. ¡Que os vaya bien!
Por la mañana, cuando la enfermera llega para darle su medicación, se la encuentra muerta en la cama, todo está como siempre, pero hay algo  que le llama la atención, la sonrisa enigmática que muestran sus labios. Avisa al médico de inmediato y este, después de examinar el cuerpo, confirma que la causa de la muerte ha sido por envenenamiento.

MICRORRELATO - EL GOL DE SU VIDA

Medalla de bronce en Netwriters Gigantes - Tema: Fútbol - 18/06/2014

Muchos de los compañeros habituales en los entrenamientos no figuran en la selección porque han sido traspasados. Por desgracia, los técnicos han desaparecido en una riada hace pocas horas y no se sabe nada de ellos. Ahora tienen que organizarse sin un entrenador que los dirija para marcar el gol que les dará la victoria.

El más veterano arenga al grupo:


—Venga muchachos, aún tenemos posibilidades. Hay que estar preparados para atacar en el momento oportuno. ¿Notáis como suenan los gritos? ¿Cómo tiembla el campo? ¡Adelante! ¡Unos por el centro! ¡Otros por los laterales! ¡No os quedéis rezagados! Tenemos que ir todos juntos si queremos que uno de nosotros sea campeón y fecunde el óvulo del equipo contrario.

MICRORRELATO - ABELATÚN

Microrelato seleccionado para aparecer en el libro del II Concurso de Microcuentos “Érase una vez un microcuento” de Diversidad Literaria

Mientras se preparaba para empezar la prueba de natación, Abel recordaba que la noche anterior soñó con un pez que le indicaba: “Para ganar debes recitar soy un pez, soy un pez, soy un pez”. Se puso muy contento al ver que había nadado mucho más deprisa que cualquiera de sus amigos de cinco años. Al irse a dormir dijo a sus papás: —en la piscina me he convertido en un pez. A la mañana siguiente la madre contuvo un grito cuando al hacer la cama de su hijo, encontró un puñado de escamas.

sábado, 14 de junio de 2014

MICRORRELATO - ROSAS AMARILLAS


Maldigo el día en que te conocí. Subiste al autobús y tu mirada se posó en mis ojos. A partir de entonces mis pensamientos no pudieron separarse de tus abrazos y dentro de ellos estaré encerrado el resto de mi vida.  Ahora que no estás te odio por haberte ido y quiero hallar el camino para encontrarte, aunque mis pies descalzos sufran entre las espinas de tus flores favoritas, las rosas amarillas que adornarán por siempre tu tumba fría.

MICRORRELATO - LA AÑORANZA DEL REY

Medalla de bronce en Netwriters Gigantes - Tema: Monarquía - 11/06/2014

Camina lento y majestuoso por un barrio marginal. La soledad y el olor a mojado se cuelan por todos sus poros y le transportan a un pasado sin ataduras. Hace tiempo que no pisa las calles de noche con la única compañía de un par de amigos y su perpetua melancolía. Por ser rey tiene prohibido realizar actividades habituales para el pueblo. Lo asume y se conforma con su suerte, pero no por eso lo añora menos.
—¿Qué crees que pasaría si te vieran? —le han dicho más de una vez.

La advertencia de uno de sus compañeros le saca de sus pensamientos.

—¡Venga, Melchor, acelera! Aún nos quedan muchos regalos por repartir.

sábado, 7 de junio de 2014

MICRORRELATO - EL DESPISTE DE BERNABÉ

Medalla de plata en Netwriters Gigantes - Tema: El Destino – 04/06/2014


El trabajo era extenuante y aumentaba cada día más y más mientras el personal escaseaba. Juan no dejaba de quejarse entretanto miraba a su amigo Bernabé que no le prestaba demasiada atención.
—Juan, ¿a mí que me cuentas? díselo al jefe, pero piensa que entre los de abajo no habrá voluntarios para subir —le soltó, dejando por un momento lo que estaba haciendo.

—¡Cuidado! —gritó Juan. —Se te acaba de escapar el coche azul que debía chocar contra el camión del gas. Ya no puedes hacer nada —añadió palmeándole la espalda—. O bien nos ponen  ayuda o los hilos del destino se nos escaparán muy a menudo.

RELATO BREVE - UN DÍA EMOTIVO

Netwriters Tintero - Tema: Cárceles - 04/06/2014
Puede parecer que la rutina detrás de unas rejas convierte el día a día en una sucesión de acontecimientos similares, pero la realidad es otra bien distinta, lo he comprobado durante los tres años que llevo en el Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaira. Las penas y las alegrías de las internas con las que he tenido contacto, oscilan desde la completa felicidad hasta el sufrimiento más desgarrador.
El primer día que traspasé la entrada de ese pequeño edificio, situado en medio del campo, lo hice con una sensación de miedo e incertidumbre, pero poco a poco me he ido acostumbrando.
En general, los talleres, junto con los programas de reinserción y autoayuda promueven las relaciones personales y hacen que el ambiente entre las reclusas se vuelva distendido, o por lo menos esa es la teoría. La media de edad está alrededor de los treinta y cinco, y al acabar de cumplir yo los treinta y tres, me he integrado con un grupo de ellas de una manera cómoda. Todo ha ido sobre ruedas y nunca me he sentido intranquila hasta hoy.
Esta tarde Lorena, una rumana que se hace llamar así porque su nombre de pila es impronunciable, me ha pedido que nos acercáramos a su celda. Las paredes están cubiertas de fotos infantiles de los hijos de Lola, su compañera, una colombiana a la que pillaron con una maleta cargadita de droga. Le han caído siete años y cuenta los días que le quedan para volver a su país y abrazar a sus chiquillos.
Lorena es muy introvertida y nunca me ha querido hablar del porqué de su condena, aunque yo sé por otras fuentes que le han impuesto doce años y un día por trata de mujeres. Por eso, cuando me ha dicho que me sentara, porque quería desahogarse conmigo, he aceptado de buena gana. Me ha contado que las mujeres que la denunciaron no vinieron engañadas a España.
—Yo ya vivía aquí, tenía papeles y mi Pedro me convenció para que volviera a mi país y contactara con las putas más guapas del barrio chino. Les ofrecimos  el mismo trabajo  que hacían allí y ellas estuvieron de acuerdo.
Después de quince minutos he notado que muchos detalles se los estaba inventando sobre la marcha y eso me ha puesto en guardia. En dos ocasiones una funcionaria ha pasado por delante de la puerta, yo podía haber aprovechado para salir de allí, pero Lorena me tenía agarrada del brazo y no dejaba que me fuera. No me interesa ponerla en mi contra y por eso he aguantado las mentiras que me contaba de una manera estoica. Durante un rato he temido que se estuviera cociendo una revuelta y me quisieran como rehén ya que sabían que aunque me llevaba bien con la mayoría de ellas, no las apoyaría. Mi  desazón principal ha sido que me voy a casar dentro de dos días y no quiero que nada estropease mi gran día.
Después de treinta minutos, la funcionaria ha entrado en la celda acompañada por Marcela, la directora de la prisión.
—Lorena, baja al patio. Hay alguien que te busca —le dijeron.
Antes de irse y quedarme a solas con la directora, las tres mujeres se han mirado con una sonrisa cómplice. Marcela se ha sentado a mi lado y me ha dicho:
—Espera, quisiera preguntarte un par de cosas, serán cinco minutos.
Las preguntas se han basado en mi relación con las reclusas y antes de salir de la celda me ha agradecido el trato que yo les dispensaba.
Nos hemos encaminado hacia el patio y mi sorpresa ha sido descomunal. Me he encontrado con que la gran mayoría de las internas estaban allí reunidas. En medio  habían preparado un escenario con un tocadiscos y toda la explanada estaba llena de guirnaldas y de flores de papel hechas por ellas mismas. En una pancarta a modo de recibimiento se lee:
 “Fiesta de despedida de soltera para la mejor trabajadora social del mundo”