RELATO BREVE - EL HEROISMO DE "EL NENE"
Manuel
nació en el seno de una familia muy humilde al otro lado del Atlántico y el mejor
juguete con el que disfrutó fue un balón que su madre había encontrado en una
papelera. Con el tiempo, un ojeador descubrió su talento con el esférico y le
fichó para jugar en el equipo local.
Con
su madre, viuda desde hacía años, se estableció en un piso grande y luminoso.
Su nombre fue sonando a medida que sus goles levantaban de los asientos a los hinchas
de la ciudad. Después de varios años, durante el mercado de invierno, le fichó
un equipo español de segunda división: el Villarrando. La temporada se
presentaba difícil y para remate, en el primer partido como titular, la entrada
de un jugador contrario le provocó una lesión, que le mantuvo fuera de los
campos durante dos meses.
Se
acercaba el final de la liga y el Villarrando figuraba entre los primeros de la
tabla. La decisión de haberle contratado se cuestionaba en todos los
informativos. Comparado con los fichajes de los grandes equipos, el suyo había
costado poco dinero, pero la sensación general era que había sido un gasto inútil,
dado que su tan esperado tiro a puerta no se había llegado a producir.
Su
reaparición tres partidos antes del final de la liga fue espectacular; metió dos
goles que pusieron en pie a los espectadores. Al finalizar el penúltimo encuentro
todos tenían claro que si ganaban el siguiente, subirían a primera.
Los
problemas económicos acuciaban al club, o para ser más precisos, al presidente
de la entidad, quien por boca del entrenador, informó a los jugadores que
carecían de los recursos necesarios para las obras que deberían acometer si
ascendían. No hacía falta decir más, todos sabían lo que tenían que hacer.
El Nene, como le habían
bautizado los comentaristas, no pudo dormir en toda la noche; su futuro pendía
de un hilo. Si descubrían el engaño su carrera se acabaría.
Llegó
el día del partido y al salir al campo, el clamor del jugador número doce le
puso la carne de gallina. El primer tiempo terminó con empate a cero. El gentío
abucheaba a su equipo viendo que no se esforzaba como debía. En el vestuario lo
discutieron entre todos: estaban engañando a una afición por la codicia de su
presidente.
En
la segunda parte, el espíritu cambió y atacaron con ganas la portería contraria.
El público, ahora, les aplaudía agradeciendo su juego. Así comenzaron a llegar
balones a los pies de El Nene.
—¡Goool...!
—rugió los asistentes con el primero que marcó en el minuto diez.
—¡Goool!
—retumbó el campo con el segundo.
—¡Gol,
gol, goool de El Nene! Ya estamos en
primera división —se desgañitó el comentarista de la radio local.
Todos
los medios de comunicación, le calificaron de héroe. Su madre le expresó su parecer
sobre los artículos que habían leído.
—Los
periodistas usan la palabra héroe a la ligera. Hijo, para mí tu heroísmo se
basa, no en meter goles para que tu equipo ascienda, sino en trabajar y no
dejarte influenciar por las intenciones de unos sinvergüenzas a los que deberías
denunciar.
Después
de estas palabras, Manuel llamó a varios jugadores. Todos se pusieron de
acuerdo en ir a la oficina del presidente para hablar con él, ya que bien
podría ser que el entrenador les hubiera mentido.
Mientras
tanto, en su despacho, el presidente del club, Aniceto Domingo, destruía
papeles; sabía lo que se le venía encima. La gesta del futbolista destaparía el
robo que había estado llevando a cabo durante años.
Llegaron
cuando el presidente se dirigía hacia su coche portando varias bolsas de
plástico. Al verles corrió hasta el vehículo, pero los jugadores fueran más
rápidos que él y le rodearon. Sus prisas confirmaron que ocultaba algo y, para
más evidencia, vieron como una bolsa se rompía, dejando escapar de ella fajos
de billetes.
Poco
después, un titular rezaba: «Aniceto Domingo ha sido detenido por un presunto
delito de estafa. Fue desenmascarado por los jugadores del equipo que él presidía,
que se han comportado como lo que son: unos auténticos héroes».
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